Consumo responsable
diciembre 12th, 2019Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, también conocidos como Objetivos Mundiales, se adoptaron por todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas en 2015 como un llamado universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad para 2030. En su Objetivo 12 nos invita a revisar los modelos la producción y el consumo, instándonos a realizar una elección de productos y servicios en base a su calidad y precio, a su impacto ambiental y social y a la conducta de las empresas que los elaboran.
Entendemos por consumo responsable una actitud por parte de las personas consumidoras y usuarias que implica hacer un consumo consciente y crítico, que se demuestra, tanto a la hora de comprar un producto o contratar un servicio, como en el hogar, empleando eficientemente los recursos de los que se dispone. Este comportamiento se basa en dos máximas, que son consumir menos y que lo que consumamos sea lo más sostenible y solidario posible.
En este sentido, comprar de una manera responsable significa cuestionarse a la hora de comprar qué es prescindible y qué no; cuáles son nuestras disponibilidades económicas reales y, después, elegir los productos, no sólo por su precio o su calidad, sino también porque son respetuosos con el medio ambiente y porque las empresas que los elaboran cumplen con los derechos humanos y los principios de justicia social.
Los consumidores particulares son los actores más importantes y con mayor potencial en el fomento del consumo sostenible. Por eso, la Fundación Sociedad y Empresa Responsable promueve estos 10 criterios de consumo para que nuestro día a día se un poco más responsable y sostenible:
- Evitar el consumo prescindible
¿Realmente es necesario? Es difícil diferenciar entre necesidad y deseo, pero te recomendamos que antes de comprar, hay que plantearse si ese producto es realmente imprescindible y reducir el consumo a lo necesario.
- Información y transparencia
Cuando compres, infórmate sobre cómo se fabrica, qué materias primas se usan, si su proceso de producción impacta al medio ambiente. Para ello es muy importante leer el etiquetado de los productos, pero también investigar por tu cuenta, ya que a veces este no es exhaustivo.
- Igualdad de oportunidades y derechos
El consumo responsable debe tener en cuenta también la situación de los trabajadores que han producido el bien, o que proporcionan el servicio. En este sentido, el proveedor deberá garantizar condiciones de trabajo dignas, equidad en política salarial entre sus empleados, igualdad de oportunidades en el acceso al trabajo y puestos de trabajo estables y sostenibles, entre otros aspectos.
- Reutilizar los productos con vida útil
Una buena práctica consiste en reutilizar y reparar un producto antes que generar una nueva compra. También existe la opción de llevarlo a un comercio de segunda mano o regalarlo a organismos sociales como albergues o asociaciones benéficas.
- Y, si no es posible, reciclar
Aprovechar los materiales o sus componentes al finalizar su vida útil reduce la cantidad de residuos y permite obtener materia prima para nuevos materiales más barata que si se fabricasen por primera vez.
- Piensa local
Consumir productos locales no solo ayuda a dinamizar la economía de la región, sino que, en el caso de algunos bienes como los agrícolas permite abastecerse de productos frescos y con más nutrientes. Además, se contribuye a mantener la biodiversidad local reducirás la emisión de gases contaminantes, ya que se evita el transporte desde un lugar más lejano.
- Usar energía limpia y de forma eficiente
Optando por energía limpia se realiza una importante contribución al medio ambiente, ya que se evitan efectos negativos como la contaminación del aire, la destrucción de la capa de ozono, la lluvia ácida, la pérdida de biodiversidad, etc. Además, gestos como apagar las luces y aparatos eléctricos que no se estén usando, emplear focos de bajo consumo y aprovechar todas las horas de luz natural optimizarán el gasto energético de una forma eficiente.
- Transporte sostenible
El uso del transporte público supone un ahorro del 75% de energía al transportar la misma cantidad de personas a la misma distancia. Además, un vehículo propio consume tres veces más energía y produce tres veces más emisiones de gas de efecto invernadero que la media del transporte público.
- Pasarse al Comercio Justo
El Comercio Justo es una herramienta de cooperación cuyo objetivo es mejorar el acceso al mercado de los productores más desfavorecidos y cambiar las injustas reglas del comercio internacional que consolidan la pobreza y la desigualdad mundial. Comprando productos con el sello de Comercio Justo se fomenta el desarrollo sostenible y se aseguran los derechos de los productores y trabajadores implicados.
- ¿Qué puedes hacer tú?
Además de optar por productos y servicios socialmente responsables, como consumidores tenemos muchas más oportunidades para participar activamente en la responsabilidad social. Son prácticas que van más allá del consumo.